sábado, 4 de junio de 2011

Por qué te perdí

Hace mucho que no escribo aquí. He estado pensando. En cómo empezamos. En como seguimos. En como terminamos. En todo lo que te sigo echando de menos.

Ninguno de los dos recuerda exactamente la fecha en que nos conocimos. Sabemos que fue a principio del curso 2002/2003 en primero de bachillerato, octubre del 2002. Yo hacía Humanidades repitiendo y tú Ciencias. Aún a día de hoy, creo que fue bueno que ese año fuera el primero y el último que repetí un curso. Tú ya me conocías de antes, y resulta que, como me has demostrado después de acabar la relación, eres muy vengativa e ibas a vengarte del día en que Salvita nos presentara no levantase yo la cabeza de mi dibujo. Cuando tuviste oportunidad, le enseñaste a una compañera de clase un dibujo manga que habías hecho en el horario, consiguiendo que yo también lo viera. Y así empezamos a mantener contacto.

Día a día, me ibas gustando más y más. Solíamos salir juntos como amigos, me contabas lo mal que lo pasabas con tu entonces novio. Y cada vez sentía más que quería protegerte de todo mal, que no te merecías eso. Yo te conté que me gustaba alguien de la clase, y cuando insististe mucho en saber quién era, estuve a punto de decirte que eras tú, pero tenías novio, no me veía seguro y te dije que era otra persona. Tú intentabas juntarnos a ella y a mí de cualquier manera, aunque siempre acabábamos tonteando un poco en tu barrio antes de irme yo a mi casa. Ahí ya empezaste a saber que mi padre era muy autoritario y estricto.

Un día, 16 de enero del 2003, me dijiste en clase que habías cortado con tu novio. Que os habíais dado “un tiempo”. No sé que me empujó a decírtelo, pero al final te confesé que quién me gustaba eras tú. Me besaste sin que me diera tiempo a reaccionar, me quedé mudo, no sabía ni qué decir, ni qué hacer. Me gustaba tu sentido del humor, me gustaba tu forma de ser, me gustabas físicamente. Me enamoré de ti… Aún lo estoy.

Durante ese curso, estábamos en boca de todo el mundo “mira, mira, el Iván y la Alba son novios” y demás burlas de niños de instituto. A mí me daba igual lo que dijera la gente, era feliz contigo.

Pero las cosas no eran fáciles. Dejé los estudios para trabajar, y porque tú los dejaste antes. Mi padre siempre en medio, intentaba de cualquier manera que no nos viéramos, o que se echaran a perder los planes de vernos y tener una cita. Te enfadabas conmigo cuando mi padre me arrastraba con él, y no te podía avisar. Te hartaste en poco tiempo de esa situación. En una discusión, tiraste el anillo al suelo y me dijiste que se acabó. ¿Debió haberse acabado entonces? Pero no se acabó. Entraste en razón, y me diste otra oportunidad. Las cosas en mi casa se pusieron peor desde entonces. Mi padre ya se enfadaba conmigo por cosas absurdas, me echaba la culpa de cosas que no tenían nada que ver conmigo. Tú estabas ahí para apoyarme, al final era yo el protegido y no el protector. Una vez nos peleamos tan fuerte, que pensé que me fuera a echar de casa. Pero no, después de eso, hubo un tiempo de falsa paz. De falsa tranquilidad. Hasta que casi un año después, busco una escusa para discutir conmigo, pelear, y echarme de casa. En el trabajo se aprovecharon de esa situación y me engañaron para echarme con mi consentimiento. No tenía dónde ir y tus padres me acogieron. Estuve una temporada entre Jaén y Málaga, porque no quería ser un estorbo en tu casa.

Fue cuando mi tío me llamó para entrar a trabajar en el teatro. Fue difícil, aprender a vivir solo y alejado de ti, de viaje, trabajando duro. Pero a veces nos veíamos. Me bastaba con saber que estabas bien para estar contento, por muy mal que lo pasara yo.

Terminó la temporada del teatro, y volví a Málaga a vivir contigo y con tus padres. Pero no duré mucho, aún sin trabajo, me busqué un alquiler para no estorbar. Allí, al principio estaba solo. No vivía nadie conmigo. Aunque el otro compañero de piso pagaba su parte, no se pasaba por allí casi nunca. Me ayudaron a buscar trabajo, y acabé trabajando en el almacén. Era un trabajo duro, pero me hice a él muy pronto, y me iba medianamente bien en él, así que rechacé la oferta de volver al teatro. Ese año tuve una crisis psicológica originada por la pelea con mi padre y todo el tema de la razón por la que estaba solo viviendo en esa casa y traté a todo el mundo fatal. Estaba enfadado con el mundo, conmigo y con mi padre. Tú dudaste de lo nuestro y me confesaste que quizás estabas sintiendo algo por otra persona. Ahí me di cuenta que me estaba portando mal con todos, e hice lo imposible por cambiar. Por enterrarlo todo dentro y que no saliera.

Allí estuve mucho tiempo, casi tres años. Pasó de todo, pero tengo muy buenos recuerdos en esa casa, contigo y con los que entonces creía mis amigos. Tan sólo hay un par de recuerdos que aún tenga en cuenta, y sé de sobra que sabes cuál es.

En el almacén me empezaron a tratar cada vez peor, cada vez más trabajo y los sueldos no subían ni un céntimo. Hasta que me harté e intenté buscar una mejora. Ahí es cuando ya se torció todo. Si pudiera volver atrás, no dejaría ese trabajo. Tú me aconsejaste que no lo hiciera, y yo no te escuché.

Desde entonces, no he encontrado ningún trabajo estable. Y tú y yo cada vez discutíamos más y más. Hasta que llegó el momento en que no encontraba dónde trabajar. Volví varias veces al almacén, pero me ofrecían contratos quincenales, insuficientes para seguir adelante con nuestra vida. Llamé al teatro. Tuve suerte de que ese año, el 2009, necesitaran gente porque uno se les había dado de baja. Estuve sólo dos meses con ellos. Suficientes para que al volver, ya fuera como si yo no existiera. No sé con certeza qué te pasó en esos dos meses. Sólo he escuchado malos rumores de ese tiempo después de que lo nuestro acabara.

Seguí luchando porque lo nuestro funcionase, pero ahora me doy cuenta que era demasiado tarde para arreglar nada, y que todo lo que hiciera no serviría de nada. Alguien me dijo una vez “Cuando el dinero se va por la puerta, el amor se tira por la ventana”. Y creo que es cierto. Entre el paro y lo que tú ganabas, podía seguir viviendo. Eso hizo que discutiéramos aún mas todos los días.

Un día, casi radicalmente, empezaste a no mostrar interés por nada mío, a esconderte en gente nueva que conocías por internet, a dejarme aún más de lado. Te pregunté varias veces, lo hablamos, discutimos por ese tema mucho. Te ofrecía un tiempo o te preguntaba si realmente querías estar conmigo. Resulta que me mentías, pues tu boca decía que me querías pero tus acciones y tu mente no querían seguir conmigo. Cometiste el error de hablar de ese tema con alguien ajeno a nuestra relación. Me volvieron a llamar del teatro esa temporada. Las deudas me podían, me ofrecían estar la temporada completa, pero me bajaban el sueldo. Acepté porque no tenía más remedio. Fue la única opción que vi viable para arreglar lo nuestro. Quitarme deudas de encima.

Pero cuando nos vimos en San Fernando, que tenía tres días libres, me demostraste que para ti parecían más importantes esas nuevas personas de internet que yo. Cuando estuve en Aragón con el teatro, otra vez me demostraste que esa gente de internet era más importante que yo. No te interesabas lo más mínimo por mis problemas. No me escuchabas, hablabas más con ellos que conmigo. Entonces, a alguien le interesaban mis problemas. Alguien quería hablarlos conmigo. Alguien quiso escucharme y aconsejarme. Tal y como tú hubieras hecho.

No fue que me enamorara de otra, no fue que tenía pensamientos de irme con otra, no te dejé porque me fuera con otra. No. Te dejé, para que sintieras por un momento qué sentí yo cada vez que intentaste dejarme. Te dejé para que te dieras cuenta de cómo estabas dejándome de lado.

Del resto, se ocuparon gente que no debía haberse metido por medio, porque al menos tres de ellos puedo afirmar que querían que no volviéramos a estar juntos. Una de esas personas fue por quien tú creías que yo te había dejado. Las pruebas que viste con tus propios ojos, son falsas a medias. Por ejemplo, las fotos en mi habitación, eran capturas de la webcam en Skype. Los “te quiero” y los “yo más” fueron cosas sólo por dar celos, no sabía que ella había hecho la jugarreta de subir las capturas esas. No sabía que eso te fuera a sentar tan mal. Y empecé a enfadarme con los que eran mis amigos, porque estaban empezando a meter las narices donde no les llamaban. El resto de la historia… Y esta última parte, ya te la envié por correo. Te intenté explicar todo, pero no quisiste escucharme. Juanma me traicionó como amigo, dándote información falsa, haciéndose pasar por mi amigo para ver qué podía sonsacarme. Gema iba contra mí desde el principio, por culpa de “la otra”, ella se pensaba que yo te había sido infiel. No sé que les diría o contaría, pero me imagino que nada cierto.

Te perdí por una mala decisión. El resto fue la reacción de esa causa. La bola de nieve que engorda cayendo ladera abajo y que no puede parar hasta que choca contra el suelo y se destroza. Y a mí, me ha destrozado la vida. Era feliz contigo, y ahora no quieres ni verme, ni saber nada de mí, ni nada. Te echo de menos, aunque después de dejarlo hayas sido mala y vengativa conmigo. Te echo de menos. Mi vida no merece ser vivida habiéndote perdido de esa manera. Te sigo amando. No te podré olvidar nunca. Y me duele que tú sí hayas podido olvidarte de mí.

Lo siento todo, siento la mala vida que te he dado, me arrepiento de todo, incluso de lo que no ha sido culpa mía. Me arrepiento de haberte conocido. Ninguno de los dos hubiera sufrido así. A mí sólo me queda hundirme más y más en esta miserable vida que me he ido forjando poco a poco con el paso de los años. Soy estúpido.

Te echo de menos. No podré olvidarte, has sido lo más importante para mí.

martes, 26 de abril de 2011

Dreams come to me

Como ya sabrás, hacía muchísimo tiempo que no soñaba o que me acordara de los sueños. Estos últimos días he logrado recordar dos. Uno hizo que me levantara muy enfadado. El otro hizo que no parase de llorar.

¿Por qué cuando por fin consigo soñar, sueño contigo?

En el primero, estaba yo en un piso nuevo, supongo que mío, y había una especie de fiesta de celebración. Estaba hablando con uno, que ni conozco ni conocía dentro del sueño. Él me dijo que era tu actual pareja y que tú me dejaste porque quería poner una bomba en mi coche “¿Pero qué demonios le pasa a ésta?” me pregunté indignado “¿Todavía sigue inventándose mentiras sobre mí?”. Quizás mi subconsciente está un poco harto de oír tus memeces acerca de lo que yo hago o dejo de hacer, o de lo que yo supuestamente hice.

El segundo sueño, es algo más alarmante: Es el primer sueño que no lo sueño en primera persona. Estabas tú en tu casa (no tu casa actual, parecía una casa distinta, pero aún vivías con tus padres, como ahora) Limpiando y ordenando y de repente llaman al timbre. Era yo. Dispuesto a pedirte perdón incluso por lo que no había hecho y me atribuías. Después de convencerte para que hablásemos, empezamos a discutir de nuevo. Y yo rompí a llorar, suplicándote que volvieras conmigo, que iba a ser distinto, que no podía vivir sin ti.

Desde que tuve el primer sueño contigo, no he dejado de estar triste, vuelvo a estar deprimido. Una parte de mí te echa tanto de menos, que sería capaz de cualquier cosa con tal de que volvieras a mirarme. Otra parte de mí está tan enfadada contigo, que es capaz de cometer locuras para odiarte más aún.

Soy dos yo en un mismo cuerpo, de nuevo, otra vez. El “yo” bueno, es el que te echa de menos, el que no le haría daño a una mosca, a menos que sea por ti. El “yo” malo es el que se está tomando las cosas con calma, meticulosamente, jugando al ajedrez con la gente que te rodea.

Lamentablemente tu predisposición a no querer hablar conmigo le da ventaja a mi “yo” malo para hacer lo que quiera. Espero que no sufras demasiado, me he dado cuenta de lo mala persona que puedo llegar a ser.

Te pido perdón por adelantado.

lunes, 28 de marzo de 2011

Million Miles Away

Nuevamente vuelvo a saber de ti ¿es coincidencia o es que el destino quiere atormentarme?

Han pasado ya 6 meses, no quiero oír nada de ti, estamos a más de 200km de distancia y aún así no puedo olvidarte. No he terminado de rehacer mi vida, no he conocido a nadie que merezca la pena, ¿o quizás sea que nadie que me haya conocido decida que yo merezco la pena? Sea lo que sea, sé que no estoy preparado aún para superar lo nuestro. Por cada paso adelante que doy, miro los que dejé atrás. ¿Qué busco en el pasado? Sólo me has dejado dolor.

“¿Dolor?”. Sí, dolor. Porque los buenos momentos conmigo para ti no significaron nada, y cada vez que sé de ti, más me demuestras que eres perfectamente capaz de desechar 8 años de tu vida como si nunca hubieran existido. ¿Alguna vez yo he significado algo para ti? ¿o es que hacía ya tiempo que dejé de serlo, y por eso para ti ha sido más fácil seguir adelante?

No tengo ninguna duda de que aún te amo. Lo siento, sé que no eres lo que necesito, por todo lo que me has hecho. Porque no me correspondes. Porque deseaste que me ocurriera lo peor. Y yo, aún habiéndome hecho todo este daño, no soy capaz ni de desearte la soledad que te mereces y a la que yo me estoy viendo sometido.

Me gustaría estar aún más lejos, saber aún menos de ti. Dejar de recordarte como algo bueno y malo al mismo tiempo. Dejar de recordarte simplemente. Million miles away

There was a time, looking through myself
Wanting to pretend
If I escaped, I could fill myself
I don't think you can
Been far and wide
But that hole inside
Never really leaves
When I went away, what I really left
Left behind was me
It's telling me
To be on my way home
Million miles away
I can't stay
Each passing day, every passing face
Seems like such a blur
I long to be
Home, silently
Lying next to her
Just to get back, by her side is all
All I need to be
Cause I went away
But what I really left
Left behind was me
I need to be
Getting on my way home
A million miles away
Million miles away
I can't take

Aléjate más de mí. Yo ya no puedo alejarme más.

viernes, 25 de febrero de 2011

Cansado de todo

Estoy tan harto de todo, que no tengo ni ganas de escribir aquí.

No hacéis más que joderme, de múltiples maneras.

No me he portado mal con vosotros, como para que me tratéis así.

A partir de ahora, creo que seré un poco más hijo de puta, a ver si la vida me sonríe como a vosotros. Seguiré vuestro ejemplo.

Gracias por hacerme sentir una mierda.